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La etapa infantil en la que el niño despierta a la vida tiene especial importancia para la religiosidad. Durante mucho tiempo la catequesis de niños pequeños estuvo infravalorada como tiempos e educación cristiana. Se consideraban puerilidades pasajeras los aprendizajes y los sentimientos infantiles.
Al desarrollar la Pedagogía y la Psicología de la infancia inicial, se revalorizó indirectamente todo lo relacionado con actitudes, sentimientos, impresiones y aprendizajes. Y evidentemente se advirtió la trascendencia que esta etapa formativa tiene para la religiosidad, la moralidad y la espiritualidad de los años posteriores de la persona.
Por eso, es motivo de alegría el ver el gran desarrollo que ha tenido la catequesis de párvulos en los últimos decenios y el que tendrá en el porvenir. (Ver Infancia elemental)
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